Lorenzo Lopez (1922¤-2007†), era el segundo de los cuatro hermanos de mi padre, de carácter tranquilamente fuerte, de hablar grueso y bajo, te miraba de hito en hito, de manera sincera. Se caso con Olga Delgado con la que tuvo 3 hijos, Humberto, Ana y Teresa†, ella tenía cuatro hijos de un matrimonio anterior. Además de mi tío era mi padrino por lo que él me decía que tenia que pedirle la bendición dos veces. Fue muy trabajador desde pequeño, me contaba que se paraba a las 4am para vender arepas y luego se iba al colegio a estudiar.
Licenciado en Educación, se dedico a dar clases de ingles en bachillerato (secundaria), fue profesor en los Valles del Tuy en sus primeros años de educador, los últimos años que dedico a la enseñanza fue como jefe del departamento de idiomas del Liceo Pedro Emilio Coll en Coche Caracas, de donde salió jubilado en 1979. Formo parte del equipo que reformo los pensum de idiomas en educación secundaria y en varias ocasiones me dijo “yo insití mucho en que el ingles que se impartía no debía ser gramatical sino hablado, debía dársele énfasis a la conversación y no a la gramática, los gringos hablan con muchos errores gramaticales y es su lengua madre y se entienden” todo aquel que ha estudiado ingles en bachillerato en Venezuela sabe que su opinion no fue la triunfadora.
Fanático del Beisbol local y del americano, en casa seguía a los Navegantes del Magallanes y no se pelaba un juego de las grandes ligas transmitido por televisión acompañado de una cerveza fría o un campaneante whiskey. Recuerdo que en su casa vi por televisión el Homerun número 715 de Hank Aaron. Esa casa la conocí en 1967 luego del terremoto, nos sirvo de estación una noche antes de partir a Cumana.
Íbamos a su casa generalmente en diciembre y pasamos uno o dos años nuevos allí cuando su esposa aun vivía, pero realmente empecé a compartir mas con él en aquel agosto de 1980, cuando lo acompañe a Cumana por todo ese mes para que el me diera clases particulares de ingles de 5to año. El decía que odiaba Caracas en agosto ya que era lluvia todos los días. Las clases empezaban a las 9:00 am a la orilla de la playa El Peñón, previo a esto habíamos pasado buscando el hielo, las cervezas, el carbón para la parrilla (grill) y lo que fuéramos a asar, carne, o pescado (catalana generalmente). ¿ así quien no aprende? El ritual se cumplía todos los días, subir al cava y “el vacio” (envases de botellas de cervezas retornables), excepto los domingos que sellábamos un cuadro de 5 y 6, que era una apuesta muy popular en carreras de caballos, en una ocasión pegamos un cuadro con 5, con una inversión 8 Bolívares pegamos ganamos 40 bolívares que invertimos completamente en un cuadro donde apenas pegamos 2.
Los años siguientes lo acompañe a Cumana en la misma fecha hasta el 83, luego lo veía cuando iba a nuestra casa o nosotros íbamos a su casa, pero esas visitas eran muy esporádicas 4 o 6 veces al año.
De él no solo aprendí ingles, o como encender una brasa para parrilla o arreglar las cervezas en la cava para que enfriaran rápido, aprendí que la constancia, el esfuerzo y la dedicación son necesarios para poder disfrutar un tiempo de ocio bien disfrutado.