La primera visita de mis hermanos y yo a la casa de los Guevara se remonta a la época en que usábamos pañales, cada ves que uno de nosotros nacía era llevado para ser presentado a los abuelos y tíos que vivian en Cumana.
Pero la primera que tengo recuerdos, fue a raíz del terremoto de Caracas de 1967, vivíamos en Caracas al lado del cuartel de bomberos en la esquina del Cristo, y aunque después supe que el edificio "Primavera" no sufrió daños mayores nuestros padres decidieron llevarnos a Cumana a la casa de los Guevara.
La casa de los Guevara era (o es) una casa colonial con amplias y altas puertas de madera, y ventanales con rejas forjadas.
La sala estaba cubierta con baldosas color crema ya gastadas por el tiempo que reflejaban dibujos algo arabescos en un rojo oscuro apagado, varias bibliotecas con puertas de vidrio flanqueaban los lados, una silla, una mecedora y un sofá rusticos estaban colocados contra las paredes y destacaban en esa sala una preciosísima e inmensa base de cerámica con forma de dragón de color verde que ostentaba encima un inmenso jarron de porcelana, y el piano que ya mencionamos en otra entrada de este blog.
Hacia la izquierda estaba la habitación de la abuela Olympia (“Puchuna” la llamaban mis primos de Cumana) y enfrente estaba la salida hacia un pequeño patio interior (solar) con dos frondosas matas de guayaba, una de ellas daba guayabas rojas y la otra guayabas blancas. Allí fue la primera vez que probé el dulce de guayaba y las conservas de guayaba y coco.
Por el patio accedías a la habitación secundaria (que ocupábamos en nuestras visitas) y luego estaba la cocina a la izquierda y al final también a la izquierda el lavadero y enfrente de éste el baño con techo de madera y sobre este una especie de “cuarto-balcón” al que se subía por una escalera de peldaños hecha totalmente de madera y que los niños pequeños teniamos prohibido subir.
En ese Cuarto-Balcón durmió José Guevara (hacia los dulces y conservas mencionados arriba) quien era nuestro "tío abuelo", hermano de Humberto Guevara (en la foto) este ultimo ya había fallecido para la época en que conocimos la casa, pero Puchuna (en la foto) aun estaba caminando por allí, ya mayor, pero muy lucida.
El patio interior tenia una puerta a la derecha que daba a otra casa de los Guevara la cual no usaban, normalmente esa puerta estaba cerrada, la visitamos varias veces ya estando mis hermanos y yo un poco mas grandes, esta casa cruzaba de un lado a otro toda la cuadra y tenia varios solares en donde entre otras matas había varias de “granadas” otra fruta de la cual me aficione, de sabor agridulce pero que en muy pocos lugares se ven ahora en Venezuela.
Las habitaciones de esa casa eran inmensas, con amplios ventanales, una ves adentro y cerradas las puertas y ventanas, la oscuridad era tal que no te veías la mano y por supuesto era un lugar ideal para travesuras, posteriormente luego del fallecimiento de la abuela Olimpia ambas casa fueron alquiladas por una sobrina de ella y luego vendidas.